"Con relación a la vida, sabemos científicamente que la probabilidad de que se diera la combinación exacta para generar la primera célula viva a través de un proceso evolutivo de millones de años es del orden de unos diez elevado a mil, un uno seguido de mil ceros. Hay una probabilidad en ese número, de que la vida ocurriera. Teniendo en mente tan increíbles magnitudes, y recordando la ley única del azar, del gran matemático francés Emile Morel, que dice "lo muy improbable jamás ocurre", inevitablemente tenemos que llegar a la conclusión más sobrecogedora y colosal que se puede llegar. Y ello es que nuestro ser es producto de una infinita improbabilidad de ser. O, parafraseando lo que se acaba de decir, "siendo imposible que seamos, sin embargo somos"
(Max Neef).
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